La encomienda fue una institución socio-económica mediante la cual un grupo de individuos debía retribuir a otros en trabajo, especie o por otro medio, por el disfrute de un bien o por una prestación que hubiese recibido.
En Castilla durante la Edad Media, se trataba de territorios, inmuebles, rentas o beneficios pertenecientes a una orden militar a cuyo frente se encontraba un comendador. Constituyeron auténticas circunscripciones de las órdenes.
En América se constituyó a partir de las Leyes de Burgos como una institución que buscaba limitar los abusos de los españoles sobre la población indígena, se buscaba que el encomendero tuviera obligaciones de trato justo: trabajo y retribución equitativa y que evangelizara a los encomendados. Sin embargo, a partir de la secularización del imperio español, estas obligaciones fueron omitidas transformándose la encomienda en un sistema de trabajo forzado para los pueblos originarios en favor de los encomenderos.
La encomienda fue una institución creada por la Corona española bajo el derecho indiano, que tuvo como objetivo fundamental premiar el servicio de los conquistadores en las nuevas colonias de América, a cambio de la protección y evangelización de sus encomendados. Estos eran grupos de indígenas, en algunos casos muy numerosos, que tenían la obligación de tributar para su encomendero.
En Chile la institución de la encomienda, clave en la constitución social del país, se extendió a través de toda la zona central -desde el valle de Aconcagua hasta el río Maule- y en la zona sur, desde Concepción a Osorno. Esta institución, como toda creación histórica, experimentó variaciones a través del tiempo. En un comienzo el sistema fue utilizado en la minería- especialmente en la extracción de oro- sin embargo la decadencia de esta actividad llevó a la ruralización del servicio personal indígena. Al mismo tiempo, una acusada mortandad de la población indígena debido principalmente a las epidemias, redujo considerablemente el número de los indios encomendados.
Durante el siglo XVII, especialmente entre 1600 y 1650, se promulgaron una serie de medidas que tendieron a fortalecer la servidumbre indígena en el campo, así como también la estancia y la hacienda. Sin embargo, ya desde la segunda mitad del siglo XVII se generó, tanto en las colonias como en la metrópoli, un fuerte debate público en torno a la esclavitud que afectaba a los indígenas así como también múltiples denuncias, por parte de los protectores de indios, de maltrato y abuso por parte de los españoles. Durante el siglo XVIII, y principalmente a partir del ascenso de la dinastía borbónica a la monarquía española, comenzó un período de decadencia de la encomienda, hasta su abolición oficial en el año 1791.
Cuando el sistema de encomienda entró en funcionamiento, como la mejor manera de relación dominadores-dominados con la sociedad indígena, se impuso un sistema de dominio colonial adecuado para la obtención de tributos y servicios personales por parte del encomendero.
La encomienda, como aparato organizador de la mano de obra indígena, produjo cambios en la distribución de la población y además el requerimiento de productos(en casos desconocidos por los indígenas) para el abastecimiento de la población.
Este sistema de encomienda trajo consigo la doble finalidad de obtener riquezas e integrar al indígena a la cultura española por medio de la evangelización y la prédica de costumbres cristianas.
Los objetivos del trabajo podrían, de manera general, resumirse en tres: en primer lugar, analizar como influyeron las organizaciones socioeconómicas españolas en la sociedad indígena; en segundo lugar, analizar de qué manera la cotidianeidad se vio alterada ante la inclusión y producción de productos europeos; y por último, ver las maneras en que la cultura española efectivizó su dominio en el aspecto religioso.
La encomienda consistía en la entrega de un grupo de indígenas a un español para su "protección, educación y evangelización" a cambio de cobrar(el encomendero) un tributo. El deber de los encomenderos era entonces instruir al indígena en la fe católica y hacerles hábitos de buenas costumbres:
[...]para que os sirváis dellos conforme a las ordenanzas reales e con que dejéis, a los caciques, sus mujeres e hijos e indios de su servicio, e con que los dotrinéis e hagáis dotrinar en las cosas de nuestra santa fe católica, como Su Majestad lo tiene mandado[...]
En la segunda mitad del siglo XVI, las encomiendas fueron limitadas legalmente a un tributo calculado mediante la multiplicación del número de tributarios por la cantidad que cada uno tenía que pagar. Hacia mediados del siglo XVI, la emigración española hacia el nuevo Mundo alcanzó niveles elevados y de manera acelerada aparecieron pueblos de españoles, generando una demanda de alimentos, en particular aquellos productos que todavía los agricultores indígenas no podían suministrar, como carne, trigo, azúcar y vino.
El proceso de aculturación y la religión católica
Es verdad que los misioneros actuaron a menudo como un freno para la explotación abrumadora, constituyendo una alternativa a los enfrentamientos armados y una posibilidad para el indígena de compartir un dios que lo protegiese de los estigmas de su origen y le brindaran un teórico derecho a la igualdad, pero como siempre, todas estas ventajas ofrecidas al indígena fundamentaron un paternalismo que se aprovechó al máximo por el misionero para generar dependencia, puesto que en sus manos estaba convertir a aquél en un "ser humano" y defenderlo de los excesos de la encomienda, las "rancheadas"(saqueos militares) y el exterminio. O’Gorman afirma: "España no conoció más discriminación racial que la consagrada en un cuerpo de disposiciones paternales y protectoras del indio contra la rapacidad y el mal ejemplo de los españoles, y si esas medidas no dieron el fruto esperado, debe reconocerse el propósito del intento que, a pesar de todo, no dejó de cumplirse de cierta manera en el mestizaje"(1992, pp.154). Los esfuerzos que se hicieron por "evangelizar" a los habitantes del suelo americano no alcanzaron, hubo mucha resistencia, por parte de estos, en aceptar "verdaderamente"(si se permite la expresión) esta nueva creencia. Amadeo Frezier considerada."La religión cristiana, que se les hizo abrazar, todavía no ha arraigado bien en el corazón de la mayoría de ellos, donde conservan una marcada inclinación por su antigua idolatría; con frecuencia se descubre que aún adoran a la divinidad de sus mayores, es decir, el sol; sin embargo, son naturalmente dóciles y capaces de aprender lo bueno en cuanto a costumbres y religión, si tuviesen buenos ejemplos ante sus ojos; pero como se los instruye mal y como, por otra parte, ven generalmente que quienes les enseñan desmienten con sus actos lo que dicen por la boca, no saben qué deben creer. En efecto, cuando se les prohíben las mujeres y ven que el cura tiene dos o tres, deben sacar como consecuencia natural, o bien que éste no cree lo que dice, o bien que transgredir la ley es un pequeñísimo pecado".
Digamos entonces que, mas allá de los objetivos redentores declarados, la consecuencia del desmantelamiento de las culturas propias es la resignada sumisión del indígena y su integración, siempre degradada, al modelo de civilización occidental. Podríamos decir que España bajó toda una cultura, una cosmovisión que entró en guerra con las culturas locales. No se detuvo, siguió su camino y no le interesó integrar todas las culturas de ese Nuevo Mundo, desconocido y profundo.
La encomienda como tal
La encomienda fue una institución característica de la colonización española de América y Filipinas, que establecía, entre otras cosas, un sistema de trabajo forzoso o no libre. Jurídicamente fue establecida como un derecho otorgado por el Rey en favor de un súbdito español (encomendero) con el objeto de que éste percibiera los tributos o los trabajos que los súbditos españoles indígenas debían pagar a la monarquía. A cambio, el encomendero debía cuidar del bienestar de los indígenas en lo espiritual y en lo terrenal, asegurando su mantenimiento y su protección, así como su adoctrinamiento cristiano.
Los tributos indígenas (que podían ser metales, ropa o bien alimentos como el maíz, trigo, pescado o gallinas) eran recogidos por el cacique de la comunidad indígena, quien era el encargado de llevarlo al encomendero. El encomendero estaba en contacto con la encomienda, pero su lugar de residencia era la ciudad, bastión neurálgico del sistema colonial español.
La encomienda fue una institución que permitió consolidar la dominación del espacio que se conquistaba, puesto que organizaba a la población indígena como mano de obra forzada de manera tal que beneficiaran a la corona española. Se establecieron el 20 de diciembre de 1503 en la real Provisión.
Supuso una manera de recompensar a aquellos españoles que se habían distinguido por sus servicios y de asegurar el establecimiento de una población española en las tierras recién descubiertas y conquistadas. Inicialmente tuvo un carácter hereditario, posteriormente se otorgó por tiempo limitado.
La encomienda de indios procedía de una vieja institución medieval implantada por la necesidad de protección de los pobladores de la frontera peninsular en tiempos de la Reconquista. En América, esta institución debió adaptarse a una situación muy diferente y planteó problemas y controversias que no tuvo antes en España.
Si bien los españoles aceptaron en general que los indígenas eran seres humanos, los definieron como incapaces que, al igual que los niños o los discapacitados, no eran responsables de sus actos. Con esa justificación sostuvieron que debían ser "encomendados" a los españoles. Algunos historiadores sostienen que los encomenderos abusaron laboral y sexualmente de sus encomendados y encomendadas, en tanto que otros sostienen que los excesos no fueron generalizados y que las indígenas mantenían relaciones sexuales voluntarias con los encomenderos.
La encomienda también sirvió como centro de aculturación y de evangelización obligatoria. Los indígenas eran reagrupados por los encomenderos en pueblos llamados "Doctrinas", donde debían trabajar y recibir la enseñanza de la doctrina cristiana a cargo generalmente de religiosos pertenecientes a las Órdenes regulares. Los indígenas debían encargarse también de la manutención de los religiosos.
Las constantes denuncias frente al maltrato de los indígenas por parte de los encomenderos y el advenimiento de la llamada catástrofe demográfica de la población indígena, provocaron que la encomienda entrara en crisis desde finales del siglo XVII, aunque en algunos lugares llegó a sobrevivir aún hasta el siglo XVIII. La encomienda fue siendo reemplazada por un sistema de esclavitud abierta de personas secuestradas en Africa y llevadas forzadamente a América.
Jurídicamente estuvo regulada por las Leyes de Burgos (1512 y 1513) y fue modificada por las Leyes Nuevas (1542). Fue abolida en 1791.
La crítica de Bartolomé de Las Casas a este sistema hizo que los monarcas limitaran las acciones de estos encomenderos, aboliendo la esclavitud de los indios en 1542 con las Leyes Nuevas. ademas se`puede tratar de mecanismos que se obtenia una renta del trabajo